By Sofi & Benja.
Hace 7 meses atrás, a Carmen y Caco se les ocurrió organizar uno de esos viajes familiares que ya nos tienen acostumbrados hacer. Esta vez el destino: Iguazú.
Por supuesto que para minimizar al máximo nuestro nivel de ansiedad, nosotros nos enteramos de este viaje, unos 3 o 4 días antes de partir.
En esos días, nos ilusionamos, pensamos, programamos, hablamos, compartimos sobre todo lo que íbamos a hacer. Conocer a los monitos (monitos papás, monitos bebés), ver tucanes y otras aves, bañarnos en la pile, visitar "las cascadas", y sobretodo, pasar un fin de semana largo muy divertido y en familia.
No vamos a entrar en detalles porque este no es el lugar, pero sí tenemos que contarles que finalmente no viajamos. Es decir, hicimos las valijas, fuimos hasta el aeropuerto, hicimos check-in con asientos asignados, despachamos equipaje, tomamos unos jugos y unas medialunas (los más caros del mundo según parece), hicimos colas, compramos revistas, hicimos colas, jugamos con los carritos para transportar el equipaje de mano, hicimos colas...después el control de equipaje de mano, subimos, buscamos nuestro gate: no había.
Conclusión: vuelo cancelado. No hubo forma de conseguir otro horario ni otro día que tuviera sentido, por lo tanto, todos a casa. Taza, taza, cada cual para su casa.
Pero ojo! Esto tiene final feliz: el viaje está siendo reprogramado. Continuará!
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